«He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra»
(Lc 1, 38)
Algunos exégetas nos hacen reparar en que el verbo griego en que está formulada la segunda frase (guénoito) es un optativo. Expresaría, en el caso presente, un deseo, un anhelo, un consentimiento gozoso de María.
Ella acepta de mil amores el encargo que se le hace. No es la esclava que se rebela por dentro frente a las órdenes del ama o el amo.
Y esto se explica; porque el saludo que ha recibido de Gabriel ofrece el marco adecuado para comprender la situación y la gozosa respuesta de María. El ángel la llama "llena de gracia", "favorecida", "colmada del favor y el amor de Dios". Ella sabe que es económicamente pobre, que su origen es humilde, que no tiene rango social. Pero Dios la ha mirado en su condición pequeña, insignificante y desvalida; y esa mirada que se ha posado sobre su persona se traduce en obras grandes en su favor: en el don de la maternidad mesiánica.
Extractos de : Pablo LARGO DOMINGUEZ,
María, microcosmos de relaciones,
Ephemerides Mariologicae , Vol. 57, Nº. 1, 2007, pags. 67-100