Jesús nació en Belén, un pueblo de la región de Judea, en el tiempo en que Herodes era rey del país. Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios de Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, y preguntaron: –¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle. (Mt 2, 1-2)
La “Epifanía” es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo.
Con el Bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, ella celebra la adoración de Jesús por los “magos” venidos de Oriente (Mt 2, 1).
En los “magos” representantes de las religiones paganas de los alrededores, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen la Buena Nueva de la salvación a través de la Encarnación.
La llegada de los magos a Jerusalén par “ rendirle homenaje al rey de los Judíos” (Mt 2, 2) muestra que ellos buscan en Israel, tras la luz mesiánica de la estrella de David, a Quien será el rey de las naciones.
Su venida significa que los paganos no pueden descubrir a Jesús y adorarlo como Hijo de Dios y Salvador del mundo si no se vuelven hacia los judíos para recibir de ellos las promesas mesiánicas tal como aparece en el Antiguo Testamento.
La Epifanía pone de manifiesto que “la plenitud de los paganos entra en la familia de los patriarcas” y adquiere la Israelitica dignitas.
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