Se va desarrollando el arte gótico, a partir de Francia, desde el siglo XIII y quedará floreciente hasta el renacimiento, recubriendo toda Europa de catedrales y vitrales que son verdaderas joyas (véase, dando un único ejemplo entre millares en toda Europa, la catedral y los vitrales de Chartres).
Claridad y líneas esbeltas
El arte gótico se caracteriza por su esbeltez y la claridad: más altas que las naves románicas, las naves góticas son iluminadas por vitrales grandes que dan mucha luz dentro de los edificios. Las bóvedas son cimbreadas y muy esbeltas. Numerosas de entre estas catedrales y basílicas góticas están dedicadas a María, desde Nuestra Señora de París hasta Nuestra Señora de Gdanski, pasando por Laon, Noyon y otras catedrales marianas en el resto de Europa.
Florece el arte de los vitrales
La estatuaria se va desarrollando con creces en la época gótica: las estatuas de María cobran líneas y movimientos más flexibles (en forma de S) que los de las Vírgenes románicas como, por ejemplo, la Virgen de Nuestra Señora de París o el estilo llamado de las “Madonas hermosas” que florece sobre todo en la estatuaria alemana. El arte de los vitrales encuentra pleno auge al mismo tiempo que el tamaño de las estatuas se hace mayor, los colores, tornasolados; las escenas de los misterios marianos están ahí representados con profusión.
Poco a poco, el arte gótico, primero sobrio luego se va recargando y se hace “flamígero”, sobre todo en los países germánicos”.