El apellido de Francisco de Asís era Bernardone. Su nombre de bautismo debía ser, Giovanni (Juan). Pero su padre, Pietro, (Pedro) de regreso de un viaje, prefirió llamarlo Francesco (Francisco) porque el hacía comercio con Francia y, tal vez porque su esposa, Pica, era de origen provenzal.
Una juventud dorada, una conversión radical
Como Francisco nació en Asís, se le ha llamado Francisco de Asís. Nació en 1182. Tuvo una infancia colmada de abundancia material.
Hijo de un rico mercader, naturalmente se preparó para suceder a su padre. Como tenían dinero, también tenía muchos amigos: era el príncipe de la juventud adinerada de Asís, pero soñaba con convertirse en caballero. Su primera experiencia fue desastrosa: después de una guerra contra la ciudad vecina de Perusa, se encontró en la cárcel. Un año después cayó enfermo. Intentó incluso dedicarse a la caballería, pero poco a poco intuyó que tenía mejores cosas por hacer.
Primero comprendió que hacía falta reparar las iglesias en ruina: esto es lo que Cristo le reveló desde la cruz en la Iglesia de San Damián en 1205. Francisco tenía entonces veintitrés años. Al año siguiente rompe con su familia y renuncia a sus bienes. Durante dos años ha cuidado a los leprosos y reparado capillas, y, en 1208 – a los veintiséis años – descubre, escuchando el Evangelio durante la misa, que su vocación es de vivirlo al pie de la letra.
Igual que Cristo, atrae numerosas vocaciones monásticas tras sus pasos
Rápidamente, otros hombres se le unen. Van a Roma a pedir el consentimiento del Papa para esta nueva forma de vida dentro de la Iglesia. ¡Los aceptan con reticencias! Luego, algunas mujeres adoptan el mismo estilo de vida: se les da el nombre de Clarisas por Clara, la primera que entra. Luego, algunos laicos piden llevar esta forma de vida evangélica, sin separarse de su familia y conservando su oficio. Esta sería la Orden Terciaria que completa la Fraternidad. Algunos hermanos parten a otros países europeos. Francisco mismo va a Egipto para convertir al Sultán. Los dos hombres se despiden con gran estima mutua en 1219.
Francisco abandona la dirección de la orden y se retira a escribir un proyecto de vida, unas reglas para sus hermanos. En 1223 lo ha logrado, recibe la aprobación del Papa. Francisco celebra la Navidad en Greccio en donde realiza el primer pesebre en vivo. Día a día se identifica más con Jesús que le invade interiormente. Se retira a la montaña del Alverno: ahí ora mucho; pronto, los signos de la Pasión (estigmas) se manifiestan visiblemente en su cuerpo. Enfermo, sufriendo de los ojos y casi ciego, se retira a San Damián en donde compone el Cántico de las Criaturas y su Testamento. Y el 3 de octubre de 1226, a los 44 años, muere.
En 1228 es proclamado santo, es decir, canonizado, y el Papa hace construir una Basílica en su honor en Asís. Las multitudes del mundo entero veneran ahí a Francisco, pobre y testigo del Evangelio.
Cuando Francisco alaba a María . . .
A San Francisco le debemos algunas magnificas oraciones a la Santísima Virgen. He aquí una de esas bellas alabanzas que se le atribuyen:
Salve María, santa Madre de Dios:
Tú fuiste escogida por nuestro Padre del Cielo y consagrada por El como su templo.
En Ti se hizo y permanece toda la plenitud de la gracia y Aquel que es todo bien.
¡Salve, Palacio de Dios!
¡Salve, Tabernáculo de Dios!
¡Salve, Casa de Dios!
¡Salve, Vestidura de Dios!
¡Salve, Sierva de Dios!
¡Salve Madre de Dios!