Austria, país de antigua tradición católica, posee dos grandes santuarios marianos principales, entre una gran constelación de importantes lugares dedicados a la Santa Virgen y otros menos conocidos en cada uno de los innumerables valles de este magnífico país de montañas.
En primer lugar el santuario de Nuestra Señora de Mariazell, la Virgen que el Emperador Fernando II se complacía en llamar: “Magna Mater de Austria”, y luego otro más reciente, el de Nuestra Señora de María-Trost”.
El fervor de Austria que ha seguido siendo mariano es tanto más notable si se tiene en cuenta su historia religiosa ha conocido periodos oscuros:
Hoy día, todas esas vicisitudes superadas, la Austria católica como muchos países de la vieja Europa cristiana, recobra a partir del pontificado de Juan Pablo II, el camino de sus peregrinaciones y un fervor mariano renovado.