Cuando san Lucas repite dos veces que María guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior (Lc 2, 19. 51), subraya también el « todo », un tipo de holística - se podría decir hoy-, y que se encuentra dentro de la doctrina social de la Iglesia.
"La salvación que, por iniciativa de Dios Padre, se ofrece en Jesucristo y se actualiza y difunde por obra del Espíritu Santo, es salvación para todos los hombres y de todo el hombre:
es salvación universal e integral. Concierne a la persona humana en todas sus dimensiones: personal y social, espiritual y corpórea, histórica y trascendente." [1]
En consecuencia[2] :
- Toda la doctrina social de la Iglesia posee una unidad profunda = su visión de hombre
- La vida social está conectada a la vida de la Iglesia. La doctrina social no puede ser separada de la vida de la Iglesia.
- Los problemas de trabajo o los problemas económicos no son nunca sólo problemas de trabajo o problemas económicos, ni los problemas medioambientales son sólo problemas medioambientales etc.
Así percibimos como inseparables los dos hechos siguientes:
- En la cima de la constitución dogmática de la Iglesia, los padres del concilio están colocados en el capítulo VIII "la bienaventurada Virgen María dentro del misterio de Cristo y de la Iglesia".
- La Iglesia invita los creyentes a confiar todos los problemas sociales al corazón inmaculado de María.[3]
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[1] Consejo pontificio "Justicia y paz", Compendio de la doctrina social de la Iglesia, § 38
[2] Cf. Mgr Giampaolo Crepaldi, bajo la dirección de: Paul H. Dembinski, Nicolat Buttet, Ernesto Rossi di Montelera, "Car c'est de l'homme dont il s'agit", Parole et Silence, DDB 2007, p. 15-21
[3] Juan Pablo II, Exhortación apostólica Reconciliatio et poenitentia § 35
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Synthèse F. Breynaert