La Virgen está presente de forma constante en la celebración de la liturgia:
- por una parte porque como creatura semejante a nosotros Ella le rinde al Señor el culto que le es debido sólo a Dios
- y por otra parte porque ella ocupa un lugar particular y único en la realización de los dos grandes misterios de la salvación de la humanidad (la Encarnación y la Redención) y por esa razón en la liturgia que celebra esos misterios de la Fe. Es más, María, Madre del Verbo de Dios ocupa un lugar central en la liturgia eucarística ya que como lo recuerda San Agustín, "la carne de Jesús es la carne de María"...
"María no es el Dios del Templo sino el templo de Dios"
Sin embargo, aunque la Santa Virgen ocupe un lugar especial en la liturgia de la Iglesia, Ella no constituye su finalidad. El culto de la adoración (de latría) sólo le es debido a Dios: Dios es el objeto primero y supremo de la liturgia de la Iglesia. cuanto María recibe, de todos aquellos que la invocan, un culto de veneración (de dulía e incluso de hiperdulía, ya que la Virgen representa por ella misma algo más que todos los santos y los ángeles reunidos): “María no es el Dios del Templo sino el templo de Dios”...
Eso no impide que desde los orígenes de la Iglesia y en todas las naciones del mundo la liturgia celebre y honre a la Madre de Dios; Ella, la que canta en su Magníficat: "De hoy en adelante todos los ángeles me llamarán bienaventurada"...
Un lugar de honor en la liturgia
Aunque María ocupa un lugar de honor en todas las liturgias de la Iglesia (liturgia eucarística, sacramental, Oficio de Horas, conocido todavía como “Oficio divino”). Esto es particularmente sensible en los ritos de la Iglesia de Oriente, por ejemplo, para la cual la Virgen constituye el corazón de la celebración ortodoxa quien la honra como Teotokos (Madre de Dios) durante todo el año.
En la Iglesia universal el año litúrgico está marcado por cuatro festividades marianas principales: la Inmaculada Concepción, la Anunciación, la Madre de Dios, la Asunción, así como numerosas fiestas secundarias (al menos 16) sin contar las mesas votivas en honor de la Virgen ( sólo en el Misal del rito latino Romano, el rito oficial de la Iglesia Católica se cuentan 46). Es mucho decir el lugar de honor y la veneración de la cual la Virgen es objeto en la liturgia de la Iglesia tanto en Oriente como en Occidente, cualquiera sea la cultura y “de una generación a otra”...