Una sociedad multilingüe en torno a Jesús

Aunque el nacimiento de Jesús tuvo lugar en Belén, no la capital de Palestina, sino la ciudad donde nació el Rey David, Jesús es, de acuerdo con la costumbre oral habitual, reconocido como procedente de Nazaret, un pueblo oscuro del norte del país, Galilea.

Esta región, al igual que el resto de Palestina estaba bajo influencia romana, y se ha confirmado que la sociedad que a menudo se mezclaba (aunque el elemento hebreo era en su mayoría de origen arameo) era algo multilingüe. Una prueba evidente de esto se encuentra en el texto del Evangelio de Juan (19, 20) donde se hace referencia a la inscripción que Poncio Pilatos había puesto en la cruz de Jesús con estas palabras:

"Esta inscripción fue leída por muchos judíos, ya que el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y ésta estaba escrita en hebreo, latín y griego".

Sabemos por la guerra de los judíos, originalmente escrita en arameo para los hebreos de Babilonia y luego traducida por un traductor al griego, así ha llegado hasta nosotros, que los "hebreos" compatriotas de Josefo, tienen dificultades para hablar lenguas extranjeras y que hay pocas personas que conocen bien el griego: se debió recurrir a un intérprete para tener un texto griego correcto.


El hebreo y el arameo

La ocupación romana había fortalecido la mezcla de poblaciones y lenguas en la región, y es prácticamente seguro que todos los habitantes, en distintos grados, hablaban más o menos (más bien poco que mucho, según Josefo) o comprendían a grosso modo varios idiomas.

Por lo tanto, Jesús, como todos los niños de su tiempo, hablaba arameo, un dialecto del hebreo, que era su lengua materna, también sabía hebreo, el idioma en el que habían sido escritos los diversos libros sagrados del judaísmo y el lenguaje litúrgico del templo, pero no en las sinagogas del país.


El griego y el latín

Jesús debió haber tenido contacto con personas que hablaban griego o incluso latín, los dos idiomas culturales del Mediterráneo oriental, desde las conquistas de griegos y romanos, idiomas en los que también se realizaba el comercio.

Un ejemplo entre otros, tomado del Evangelio según San Marcos, nos dice que Jesús fue a la región de Tiro, y allí se encontró con una sirofenicia. Marcos (7, 24-30) señala que esta mujer hablaba griego, por lo tanto la conversación que ella tuvo con Jesús se dio en griego.

Lo mismo ocurre en la discusión de Jesús con los fariseos respecto al impuesto que debe pagarse al César (Marcos 12: 13-1). Palestina tenía una moneda con una inscripción latina al "Divus Augustus", al divino Augusto. Jesús no pregunta qué significa esta inscripción, pero a quién se menciona en la inscripción, indicio de que entendía el significado de la frase... Es más, sería necesario invocar el interrogatorio de Pilatos a Jesús: éste no pudo darse sino en griego o en latín.

Sin embargo, incluso si Jesús habló y entendió varios idiomas (¿y por qué no lo hubiera podido siendo Hijo de Dios?), Debemos saber que adaptaba su dialecto, incluso su acento, según el lugar donde predicara. En galileo, probablemente, para hacerse comprender en el dialecto y el áspero acento de los campesinos galileos, el mismo que hizo identificar al apóstol Pedro en la corte del Sumo sacerdote en el momento del juicio de Jesús