En tiempos de José y María, la aldea de Nazaret no era para nada un pequeño pueblo. Comprendía apenas unas pocas familias reunidas alrededor de su pequeña sinagoga. Todos sus habitantes eran descendientes de David. Después del exilio a Babilonia los vástagos de los reyes prefirieron instalarse al margen de las querellas políticas y religiosas que hacían furor en Jerusalén. De ahí el nombre de la aldea, Nazaret encierra la raíz Netzer, que significa noble o príncipe; aunque para otros se trata de la raíz "retoño" en el sentido de descendiente. [1]
El periodo glorioso de los reyes de Jerusalén para ellos formaba parte de un pasado ya lejano, y las condiciones de su vida diaria era de las más humildes. En la sinagoga o fuera de ella, los habitantes de la pequeña aldea recordaban la profecía de Natan a dirigida a David, su ancestro común, la cual anunciaba que el trono de Jerusalén estaría siempre en manos de un rey descendiente de su linaje. Pero en tiempos de José, ya no había más reyes en Jerusalén. Los romanos ocupaban la ciudad, y los descendientes de David tenían todas las ventajas para mantenerse discretos en su pequeña aldea a las puertas de Galilea.
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[1] Información recibida en el Instituto Bíblico Ecce Homo en 2000, principalmente de Bernard Geoffroy, profesor de geografía bíblica y guía de la visita de Nazaret.