¡Cuántas instituciones cristianas, órdenes y otras congregaciones religiosas masculinas y femeninas, a lo largo de los años y en todos los continentes, han escogido a la Virgen María como modelo y santa patrona! Existen miles…
Y cómo no comprenderlo si la dimensión mariana recorre, en realidad, toda la vida del cristiano:
primero como madre del Salvador y Madre de los hombres, la Virgen de Nazaret acompaña maternalmente nuestro encuentro con su Hijo y su oración de intercesión está considerada, desde los tiempos del inicio del cristianismo, como la más poderosa ante el Corazón de Dios ;
María es también, lo reconocen los grandes místicos y los Doctores de la Iglesia, “el camino más dulce y amable para llegar a Jesús” ;
En los grandes misterios de la Fe, la Encarnación y la Redención del mundo a través de Cristo nuestro único Redentor, la Virgen María participa en ellos a título excepcional, de manera que la Iglesia no puede disociarla tanto en su magisterio como en la oración.