Las Sagradas Escrituras, y especialmente el Nuevo Testamento, insisten repetidamente sobre la constancia en la oración. Hay un tiempo para todo, por supuesto, pero la actitud del corazón, cualesquiera que sean los acontecimientos de la vida, debe ser siempre la de la oración... En otras palabras, estamos llamados por Dios mismo, a poner bajo su mirada cada momento de nuestras vidas:
"Velad, pues, y orad en todo momento, para que tengáis fortaleza para escapar de todo lo que ha de venir y para que podáis estar en pie ante el Hijo del Hombre".
(Lucas 21:36)
"Vivid en oración y súplica, orad en todo momento, en el Espíritu, guardad incesante vigilancia e interceded por todos los santos". (Efesios 6:18)
"Permaneced siempre gozosos, orad constantemente. En toda circunstancia guardaos en acción de gracias; esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús". (1 Tesalonicenses 5: 16-18)
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Equipo Marie de Nazareth